Shoji Kojima

Cómo alcanzar un sueño

En la vida se persiguen sueños. Se buscan objetivos. Se alcanzan metas. Desde lo más ínfimo del corazón. O atraído por la omnubilación del arte. Da igual el motivo que sea. Lo importante es buscarlo con todas tus fuerzas, sorteando y salvando todos los obstáculos que la propia vida nos plantea. Así lo vivió anoche Shoji Kojima en el Teatro Villamarta de Jerez. El bailaor japonés cumplió uno de sus más anhelados sueños. Bailar en la cuna del arte con su propia compañía ante un público expectante y deseoso de ver al maestro nipón en acción.

photo ©Festival de Jerez/ Javier Fergo

Y lo hizo por todo lo alto. Con sentido y rigor. Con sapiencia y conocimiento. Aprovechando la gran oportunidad que le ha dado la vida. O mejor dicho, el Festival de Jerez. Que ha querido agradecer a la tierra del ‘Sol naciente’ todo lo que ha hecho por el flamenco durante décadas. Y lo ha hecho con una apuesta arriesgada en todos los sentidos. Con una propuesta genuina que no ha dejado indiferente a nadie.

Ballet Shoji Kojima Flamenco se presentó en Jerez con una versión de la archiconocida obra literaria de Fernando de Rojas, La Celestina. Todo un clásico con el que el artista nipón ha querido presentarse en sociedad en el festival de danza flamenca más importante del mundo. Con un equipo de lujo. Bajo el paraguas musical de Chicuelo y con las coreografías y dirección de Javier Latorre. Y con medio centenar de artistas en el escenario. Todo un esfuerzo que obtuvo su recompensa gracias a la calidad de la propuesta. Vertebrada en diez escenas conducidas magistralmente por la sonanta de Chicuelo. Almibaradas con las gargantas de Jesús Méndez, El Londro y Mónica Navarro. Y edulcoradas con el violín de Olvido Lanza y el violonchelo de Lito Iglesias.

Con respecto a la labor coreográfica. Destacar la variedad de la misma. Con distintas formaciones. Desde apariciones en solitario, dúos, tríos, … hasta reunir en escena a más de una treintena de bailaores. Con sentido. Rítmico. Y sobresaliendo las interpretaciones de Cristian Lozano y Esmeralda Manzanas. Dos de los artistas que componen la terna española de la compañía nipona. Y, como no, la danza del gran protagonista de la noche, Shoji Kojima, que interpretó fabulosamente el papel de Celestina con un dictum dancístico más que loable. Y admirable. Puesto que es muy complicado encontrar un bailaor que supere los setenta años de edad y que se mueva de la manera que él lo hace. Sin olvidarnos de la sorprendente fuerza que imprime a sus pies en cada movimiento. Todo un ejemplo que tanto el público como la crítica han sabido valorar y recompensar.


Carlos Sánchez, le 27/02/2011

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