Dorantes y Renaud García-Fons - Flamenco A Cordes

Bienal de Sevilla 2014. 22 de septiembre. Teatro Lope de Vega.

photo © Antonio Acedo - Bienal de Sevilla

El privilegio de trabajar en prensa es sin duda poder disfrutar de espectáculos maravillosos. Ver a artistas de primera linea es un placer y mas si eres un entusiasta de la música en general y del flamenco en particular, como es mi caso. He tenido la oportunidad de ver a Dorantes en varias ocasiones y es una suerte, ya que no solo he disfrutado de sus conciertos sino que año a año he asistido a la evolución de un artista al que parece que solo se reconoce cuando ponemos sobre la mesa un ya añejo Orobroy.

David peña no solo ha crecido como músico en los últimos años, sino que ha hecho crecer su obra con el. Se ha mostrado curioso en la investigación y entre las fortunas de verlo en tantas ocasiones he de resaltar que nunca lo he visto en compañía de los mismos artistas. Ya sea con Esperanza Fernandez, ya sea con Diego Amador, con El Lebrijano, con Joaquín Grilo o con Renaud García-Fons, el maestro de Lebrija hace una apuesta clara por el crecimiento en cada etapa que supera y nos hace un regalo enorme a los aficionados al permitir que veamos su capacidad de mimetización con las distintas músicas y músicos con los que se mezcla.

Con un Lope de Vega abarrotado, salían David Peña y Renaud García-Fons a deleitarnos. Hubo ecos de las obras individuales de ambos artistas y también hubo improvisación. Se batieron el cobre en tiempos de bulería por soleá primero y en unos fabulosos tientos-tangos a continuación, estos muchos mas reconocibles, mas flamencos y con menos aires de jazz.

Por soleá se creció Dorantes, dejando constancia de lo flamenco de su piano, poniendo toneladas de jondura y haciendo gala de la estirpe a la que pertenece.

En solitario el piano transmutó en una montaña rusa de emociones que nos llevó de una delicadeza casi minimalista un torbellino de jazz a compás sin darnos respiro. García Fons regresó a escena para transformar su contrabajo en un laúd, tan solo con la percusión del arco, supo transformar el sonido de cuerda árabe a cello, de cello a violín de armónicos imposibles y de nuevo a contrabajo, en unos tangos morunos de un altísimo nivel. De igual manera se adueñó del escenario con un solo de altura, en el que supo sacar sonidos imposible a su instrumento y el que se conectó con la audiencia con una intimidad sobrecogedora.

Dorantes volvió a escena para desgranar unos Tarantos que se alargaron hasta el infinito en un juego de estribillos magistral.

Tras el primer aplauso del teatro puesto en pie, volvieron los músicos a las tablas a tocar por seguiriyas y una vez mas tras otra ovación desgranaron un segundo bis con una preciosa versión de La caravana de los Zincalí.

Me toca hablar de Dorantes por ser el flamenco de este dúo, pero huelga decir que Renaud García-Fons es un genio de su instrumento. David Peña por su parte derrocha generosidad en el escenario, sencillez y sabe caminar entre la ortodoxia, el piano clásico y el jazz cada vez con mas soltura.

El piano flamenco tiene en Dorantes a unos de sus grandes interpretes, uno de los mas importantes de su generación y la acogida que tienen entre el público tanto el como Diego Amador, me hace preguntarme que mas es necesario para que genios de la talla de Chano Dominguez o maestros emergentes como Sergio Monroy tengan cabida en la programación habitual de los circuitos flamencos.


Javier Prieto, le 22/09/2014

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