III Ciclo Jovenes Flamencos de Madrid

Laura de Los Angeles

Laura de los Ángeles, pianista sevillana, cerró el III Ciclo Sangre Nueva Jóvenes Flamencos celebrado este año en Getafe y programado por el productor Paco Ortega. Ofreció un recital digerible, flamenco por lo rítmico y popular por el carácter. Evidenció su peculiar mirada sobre el piano flamenco, que es dirigida al mundo tradicional de este instrumento en su cohabitación con lo jondo, y no a las derivaciones de corte intelectual y proyectadas a futuro que hoy se cultivan más entre sus colegas. Es un mundo casi olvidado el que ella reivindica. Por lo singular, se trata de una apuesta valiente y que ya nos da pista sobre su personalidad.

Su vinculación emocional, estética y musical es, pues, con la tradición, con lo popular, siguiendo las líneas de Pepe Romero o Arturo Pavón. Es esa sencillez antigua, el aroma de aquella época referencial, lo que caracteriza la música de Laura.

Y antes que todo eso, sin ninguna duda, está la determinación de todo un carácter, una intuición y una curiosidad naturales que la llevan a manejar, de principio a fin, la concepción, el desarrollo y el control de una idea artística. Al estilo, por ejemplo, de Mayte Martín en lo suyo.

Lo que no quiere decir, en nuestra opinión, que toda idea discurra con el mismo grado de acierto. A lo largo del espectáculo es recurrente la proyección de vídeo o diapositivas, cargadas de abundante sentimentalismo, y eso no favorece la severidad de la música, la ablanda excesivamente, dispersa los sentidos y merma la intimidad que la artista debe cultivar con su público.

Dotada de incuestionables facultades técnicas, la base de su “toque” no reside ahí sino, sobre todo, en el temperamento, en la genuina rítmica flamenca; no en vano, ella misma es percusionista. Sobre el escenario se maneja con desparpajo, intacto su sevillano acento de La Alameda. Aquí se trataba de presentar los temas de su segundo disco, Mi nueva esperanza, si bien hubo alusiones al primero, El callejón del agua. En formato reducido -coro, baile y percusión- interpretó en total once temas, por guajiras muy clásicas, por tangos, por alegrías, tanguillos y, recurrentemente, por bulerías. Para nuestro gusto, sobresalió en las canciones populares con que rindió homenaje a Federico García Lorca; así como en la emocionante vidalita, -cantada por Inma la Carbonera, a quien agradecimos su sobriedad cantaora y escénica y que arrancó algún llanto en la sala- y en las sobresalientes bulerías con que se despidió, un monumento de fuerza, personalidad y musicalidad, de onda más contemporánea y que incluyó el juego de baquetas de la propia pianista sobre la madera y cuerdas de su piano.

Sine León estuvo impecable toda la noche, y particularmente brillante sosteniendo a Laura en estas bulerías finales. Por su parte, tanto la bailaora Leli Dores –que ofreció un par de pinceladas por tangos y bulerías, con cierta “guasa” y complicidad con la pianista- como Manuel Jesús López al violonchelo, terminaron de dar empaque al conjunto.

El tiempo del recital estuvo muy ajustado, lo que vino a demostrar, también, que Laura de los Ángeles sabe qué tecla toca en cada palo.


Juan Jorquera / Lara Katia Arrobas, le 24/02/2013

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